La mayor parte de las actividades que realizas cotidianamente con los niños son oportunidades para estimularlos y ayudarlos a crecer, desde cargarlos para cambiar su pañal hasta platicar con ellos; esto dependerá principalmente de que establezcas una relación afectiva y receptiva con ellos .
La mejor manera de estimular a tu bebé es jugando con él, pues a
través del juego estimulas el uso de su cuerpo y de todos sus sentidos,
desarrollas sus habilidades cognitivas y formas un lazo más estrecho . Por eso procura que cada actividad que
realices con él sea divertida para todos y haz del juego una rutina, de modo
que no pase un día en el que tú y tu bebé no jueguen y se diviertan
Abrázalo, bésalo y platica con él sin importar la actividad que
estés realizando ya que el desarrollo intelectual es inseparable del afectivo y
la información que no sea significativa para un niño o no esté relacionada con
su entorno de afectos, motivos y valores no conducirá al desarrollo .
Tu bebé aprende más al interactuar contigo que con cualquier
juguete, además a través del contacto reconocerá que es amado, aceptado y
comenzará a conocer su cuerpo; el afecto que le das es la mejor manera de
estimular su desarrolloe involucrarlo en las actividades.
Responde a sus peticiones sin dudarlo; al saber que sus
necesidades pueden ser cubiertas se sentirá confiado y seguro .Recuerda que
cada niño es único, por eso es importante que descubras lo que le gusta o le
disgusta a tu bebé y permitas que te guie y dirija el juego; sólo tienes que
observar sus respuestas ante los diferentes estímulos, él te hará saber lo que
necesita y lo que quiere.
Adapta y regula los estímulos que le proporcionas a tu bebé para
que sean apropiados para su nivel de desarrollo, de modo que apoyes su
aprendizaje sin forzar su curso de maduración. La clave está en que le
proporciones experiencias en las que haya un balance entre el reto y el apoyo .
Considera que para que tu hijo pueda desarrollar nuevas
habilidades en un futuro, requerirá que le hayas dado la oportunidad de
preparar y ejercitar sus capacidades de la etapa anterior
Es conveniente que conozcas cuáles son las pautas de desarrollo
que tu bebé debió de haber alcanzado de acuerdo a su edad, pues a partir de
éstas podrás proponer actividades específicas que le permitan alcanzar los
logros más importantes en cada etapa.
Por ejemplo:
Si sabes que en el primer año de vida los niños aprenden a
caminar solos, dicen sus primeras palabras y comienzan a manipular cosas,
podrás planear juegos en los que ellos puedan practicar estas habilidades.
Si notas que tu bebé está aprendiendo a rodar y a voltearse para
quedar boca abajo, puedes colocar un objeto a su lado, que pueda alcanzar
cuando se voltee
Si quieres conocer cuáles son los aspectos prioritarios que
puedes estimular en cada periodo del desarrollo de tu bebé te recomendamos
revisar nuestra Guía Práctica para el desarrollo de tu hijo.
Provee un ambiente que despierte la curiosidad del bebé, en el
que haya objetos seguros, simples y variados que pueda explorar; no es
necesario tener un juguete especial para que puedas proporcionarle experiencias
estimulantes y variadas. Usa objetos de diferentes colores y texturas o cosas
que pueda agitar y que emitan sonidos y
evita saturar el espacio con demasiados estímulos; unos pocos bien
elegidos serán suficientes .
Sé paciente y dale a tu bebé la oportunidad para responder
cuando le presentes un estímulo, recuerda que los bebés reaccionan con mayor
lentitud que los adultos .
Sé receptivo a las señales que tu bebé manda para que puedas
encontrar no sólo el tipo, la cantidad e intensidad de estimulación
recomendable de acuerdo a sus necesidades, sino también para definir el momento
y el ritmo con el que la brindarás.
Aprovecha los actividades que realizas durante la vigilia en las
que los niños se encuentran abiertos para jugar, interactuar y recibir
estimulación, como cuando los alimentas, los bañas o los cambias .
Generalmente cuando algo llama la atención de los niños tienden
a responder, sonreír y se muestran
participativos, por el contrario, cuando un estímulo no les interesa, es muy intenso
o cuando están cansados, se alejan de éstos, se ven enfadados, inquietos
o distraídos y es común que se quejen o lloren pues están más irritables o
sensibles.
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